miércoles, 26 de noviembre de 2014

La Mosquitia, Honduras-Nicaragua

Nos despedimos de Natalia en West End, Roatán, con sentimientos encontrados al separarnos hasta quién sabe cuándo de nuestra hermana y cuñá, con la que tanto hemos compartido y a la vez por la ilusión de retomar la bicicleteada y el nomadismo después de la larga parada en la isla.

Sin saber muy bien qué nos espera, embarcamos en el Costa, carguero de la compañía Island Shipping que muy amablemente nos permite viajar hasta La Ceiba, primero, y hasta Puerto Lempira, después, esta vez en el Costa III. Nos resulta una aventura desconocida y sumamente interesante la de permanecer por casi 48 horas en el espacio tan reducido que marineros, maquinistas, cocineros y capitanes (en ese orden de importancia jerárquica) comparten, cargando inimaginables enseres: pan, sandías, sabritas, huevos,… De acuerdo, ahora viene lo inimaginable: un perro, vacas, fardos de hierba para que coman estas vacas, bloques para la construcción, diesel, varillas, flores… Somos tratados casi como pasajeros de “Vacaciones en el mar” y comemos y dormimos como reyes.


Estamos en mar abierto e increíble, tenemos que ceder el paso a otro carguero.  

Garbi a los mandos del Costa III.

Por eso nos cuesta declinar la invitación de don Víctor, cocinero garífuna del Costa III, de quedarnos a almorzar el día que arribamos a Puerto Lempira, mas tenemos un largo camino por delante. Además, debemos acercarnos hasta las oficinas de migración de Honduras, a unos 8 kilómetros de donde nos deja el barco para sellar nuestro pasaporte de salida del país, ya que en Leimus, la frontera que se ubica a 120 kilómetros, no hay paso fronterizo, debemos decidir ahora que día vamos a salir del país. Y si decimos mañana y pinchamos, nos caemos...

Comienzo del camino en la Mosquitia hondureña: arena, pinos y mosquitos!!

El pavimento no es tan malo como nos habían dicho y avanzamos relativamente ágiles. En menos de día y medio nos colocamos en Nicaragua o, mejor dicho, la Mosquitia, tras cruzar el río Coco en cayuco. Los militares nos hacen parar en varias ocasiones y revisan nuestras pertenencias. En una de ellas siento que se entrometen demasiado en mi intimidad al querer ver las fotos que hemos tomado, leer nuestro diario y, lo más duro para una Delgado, ¡mi agenda personal! A partir de Puerto Cabezas, donde tendremos que desviarnos por la misma razón que en Honduras de no encontrar puesto migratorio en la frontera, los militares serán más amables con nosotros, los extranjeros, y se dedicarán a retener más tiempo a los nacionales en sus controles.

Pero hasta entonces nos falta aún hacer noche en Buenos Aires (de Nicaragua) en la casa del hijo de Don Briones con quien compartimos café y una interesante conversación sobre los miskitos y su intención de volver a la guerra si el gobierno sandinista sigue vendiendo sus terrenos. En Bonsirpe, las personas que nos acogen en los bajos de su casa corroboran esta idea, pero recalcan que los miskitos son personas tranquilas que trabajan para poder comer. 


Don Arturo, mosquitio que ha de recorrer todos los días 2 horas en bicicleta para llegar a tierras fértiles donde cultivar lo justo para comer.

Hombres y cipotes (muchachos) de Sisín que nos albergaron bajo techo mientras pasaba tremenda tormenta sobre nosotros.

Se quejan de la poca ayuda que les ofrece el gobierno y coincidimos en que, por lo menos, en cuanto a la carretera de acceso a sus pueblos, se ven completamente abandonados: son casi 500 kilómetros de pista, sin asfaltar, con muchisísimos baches que a veces se convierten en lodazales y a menudo piedras punzantes que impiden ciclar a más de 3 km./hora aparte de dañar fuertemente nuestra infraestructura (material: la bici de Garbi, sufre del cambio trasero y mi parrilla delantera ha partido por varios lados; y corporal: traseros, espalda, manos, entrañas!!…).



Se parte la parrilla en un lugar conocido por sus asaltos, violaciones... y un ángel de la guarda en forma de panadero motorizado nos ayuda a la manera tradicional: hule!

La arena de la Mosquitia hondureña, en Nicaragua se convierte en tremendas piedras o pegaderas (lodazales).

Nunca pensé en besar pavimento, por el mero hecho de serlo, pero en esta ocasión merecía la pena después de 500 km!!

A partir de Sahsa, donde empezamos a conocer también a los mestizos, escuchamos nuevas versiones de “la misma” historia. Al cuarto día de estar recorriendo estos parajes un amable señor que nos regala agua y naranjas termina de completarla de alguna manera y nos cuenta que hay zonas de Nicaragua donde se están viviendo terribles sequías desde hace 3 o 4 años y la gente se está teniendo que venir a estos lugares donde la lluvia no falla, para poder salvar su ganado y comida…

Don Juan con sus hijos, regentan una taller de bicicletas, tuvimos una agradable platica con café, como casi cada tarde con diferente gente. 

Y… conste que no falla: terminamos chipiados durante muchas de nuestras jornadas sin poder secar la ropa para el día siguiente debido al sereno que cae en la noche. Todo esto no nos hace desistir y agarrar uno de los camiones que llega hasta Managua en unas 21 horas desde Puerto Cabezas: poco a poco, jornada a jornada resurgimos en lo que algunos llaman “civilización”, con luz, agua corriente, asfalto y acceso a internet, por medio del cual podemos relatar esta experiencia.



Amanecer con niebla en Matiguás

La Mosquitia también quiere referéndum! También somos una república bananera! 


ENGLISH


La Mosquita, Honduras-Nicaragua

We say goodbye to Natalia in West End, Rotan with mixed feelings, because who knows when we will see our sister / sister in law again, with whom we have passed a very nice time. On the other hand, we look forward to return to our journey and the nomadic life after the long break on the island.
Without knowing exactly how to go about it, we find a vessel of the Iceland Shipping Company, whose captain kindly accepts us as passengers to La Ceiba. With the ship Costa III we get to Puerto Lempira. For us it is a new experience to share for 48 hours such a small space with sailors, machinists, cooks and captains (named in order of importance) to stay in the middle of the most amazing cargo such as bread, watermelon, eggs or even a dog, cows with the necessary bale, cement blocks, petrol, iron bars, flowers. They treated us very courteous, almost as passengers on a cruises. We eat and sleep nearly like royalty.

Photo 1: We are on the open sea, and surprisingly, we are obliged to give way to the freighter.

Photo 2: Garbi, the captain of Costa III

We find it not easy to turn down the invitation for lunch by Don Víctor when we arrive in Puerto Lempire, but we still have a long way to go that day. We also need to report to the Immigration Office of Honduras. It is located about 8km away from our track. But on our way to the border crossing into Nicaragua, which is 120km away, there is no passport office. We must now decide on which day we want to leave Honduras and let the date be stamped in office. So if we should have any problem on the 120km to the border and cannot keep that date...

Photo 3: the beginning of Mosquitia in Honduras: sand, pine trees, mosquitoes

The road is not as bad as we were told and we are making good progress. In less than one and a half days we reach La Mosquita / Nicaragua after we crossed the river Coco by boat. Soldiers stop us several times and browse our luggage. In one of these raids I feel particularly humiliated, because they look at our photos and even read my diary, which is difficult to accept for a member of the Delgado family (My personal notebook!!). From Puerto Cabezas, where we have our passports stamped again, the soldiers are more friendly to the tourists and bully more the locals. Puerto Cabezas is off our route, but in Nicaragua there is no emigration office either at the border.
But before we get there, we stay one night in Buenos Aires (Nicaragua) in the home of a son of Don Briones, with whom we have a coffee and a talk about the political problems. He would report back as a soldier in case the sandinists continue to sell his land.
In Bonsirpe where we stay with people who offer us the space under their house, everybody is of the same opinion. But they confirm that the Mesquitios are peaceful and industrious people.

Photo 4: Don Arturo, Mesquitio, he needs two hours each day to get to the field that he works on for a living.

 Photo 5: Men and youngsters who provide us with shelter during a heavy storm.

The Mesquitios complain that the government does nothing for them and we can confirm that the link road between the villages is in very poor condition. There are almost 500 km of slopes, not paved with numerous holes that often turn into mud. The sharp stones on the ground hurt our tires, so that we don't do more than 3km per hour for precaution. Garbi's wheel has a defect in the rear transmission and I have the suspension broken of the front basket.  In addition, our backs, buttocks, hands and "guts" are suffering more than necessary because of the track.

Photo 6: The basket is broken, especially in an area that is known for assaults and rapes. But a guardian angel comes to our aid, a man who delivers the bread.

Photo 7: the sand on the streets of Honduras changes in Nicaragua to stones and mud.

Photo 8: I never thought that I would ever kiss the asphalt,

From Sahsa where we meet the Mestizos for the first time, we are told  new versions of "the same story". On the 4th day of our trip through Nicaragua we meet a nice man offering us water and oranges. He tells us of regions in Nicaragua, where there is a severe drought for the last three or four years, so that the inhabitants are forced to seek other areas, in order to survive.

Photo 9: Don Juan and his sons who operate a bicycle repair shop. We talk with him over coffee, as with many other people about their problems.

In most cases we do not manage to get our clothes dry for the next day, as they will not dry at night because of the humidity. But we move on and take a path that will lead us in 21 hours from Puerto Cabezas to Managua. Little by little we reach what is called in general "civilization" again: electricity, running water, paved roads and the Internet. The latter allows us to describe our experiences.

Photo 10: days beginning with fog in Matiguas

Photo 11: La Mosquitia requires a referendum.




DEUTSCH

La Mosquita, Honduras-Nicaragua

Wir verabschieden uns von Natalia in West End, Rotán mit gemischten Gefühlen, denn wer weiß, wann wir unsere Schwester/Schwägerin wiedersehen werden, mit der wir so einiges erlebt haben. Auf der anderen Seite freuen wir uns auf die Wiederaufnahme unserer Reise und das Nomadendasein nach der langen Pause auf der Insel.
Ohne genau zu wissen, wie es weitergeht, finden wir ein Schiff der Island Shipping Company, das uns freundlicherweise mitnimmt bis La Ceiba. Mit dem Schiff Costa III kommen wir bis Puerto Lempira. Für uns ist es eine neue Erfahrung, 48 Stunden lang auf kleinstem Raum mit Matrosen, Maschinisten, Köchen und Kapitänen (nach Wichtigkeit geordnet) zu verbringen in Mitten der erstaunlichsten Ladungen wie Brot, Wassermelonen, Eier oder aber auch ein Hund, Kühe mit den nötigen Heuballen, Bausteine, Benzin, Eisenstangen, Blumen. Man behandelt uns sehr zuvorkommend, beinahe wie Passagieren der Kreuzfahrten. Wir essen und schlafen fast wie Könige.

Foto 1: Wir sind auf offenem Meer und erstaunlicherweise müssen wir dem Frachter die Vorfahrt lassen.

Foto 2: Garbi, der Schiffsführer von Costa III

So fällt es uns nicht leicht, die Einladung zum Mittagessen von Don Víctor auszuschlagen bei unserer Ankunft in Puerto Lempire, aber wir haben noch einen langen Weg vor uns an diesem Tag. Außerdem müssen wir uns im Ein- und  Auswanderungsbüro von Honduras melden. Es liegt etwa 8km abseits von unserer Strecke. Aber auf unserem Weg zum Grenzübergang nach Nicaragua, der 120km entfernt ist, gibt es keine Paßstelle. Wir müssen jetzt entscheiden, an welchem Tag wir Honduras verlassen wollen und das Datum im Büro abstempeln lassen. Wenn wir also irgendein Problem haben sollten auf den 120km bis zur Grenze und den Termin nicht einhalten können …
Foto: Beginn von Mosquitia in Honduras: Sand, Fichten, Mosquitos
Die Straße ist nicht so schlecht, wie man uns gesagt hat und wir kommen gut voran. In weniger als anderthalb Tagen kommen wir nach La Mosquita/Nicaragua nachdem wir den Fluß Coco mit einem Boot überquert haben. Soldaten halten uns mehrere Male an und durchsuchen unser Gepäck. Bei einer dieser Durchsuchungen fühle ich mich besonders gedemütigt, denn man sieht sich unsere Fotos an und liest sogar in meinem Tagebuch, was schwer zu akzeptieren ist für eine Delgado (Mein persönliches Notizbuch!!). Ab Puerto Cabezas, wo wir wieder unsere Pässe abstempeln lassen müssen, sind die Soldaten freundlicher zu den Touristen und schikanieren dafür mehr die Einheimischen. Puerto Cabezas liegt abseits von unserer Route, aber auch in Nicaragua gibt es kein Paßbüro an der Grenze.
Aber ehe wir dorthin kommen, bleiben wir eine Nacht in Buenos Aires (Nicaragua) im Hause eines Sohnes von Don Briones, mit dem wir einen Kaffee trinken und über die politischen Probleme reden. Er würde sich wieder als Soldat melden, wenn die Sandinisten weiterhin sein Land verkaufen.
In Bonsirpe, wo wir bei Leuten unterkommen, die uns den Raum unter ihrem Haus anbieten, ist man der gleichen Meinung. Aber sie bestätigen, daß die Mesquitios friedliche und arbeitsame Menschen sind.

Foto 3: Don Arturo, Mesquitio, der jeden Tag zwei Stunden fährt um zu dem Feld zu gelangen, das er bebaut, um überleben zu können.

Foto 4: Männer und Jugendliche, die uns Unterschlupf bieten während eines starken Gewitters.

Die Mesquitios beklagen sich über die Regierung, die nichts für sie tut und wir können bestätigen, daß die Verbindungsstraße zwischen den Dörfern in einem sehr schlechten Zustand ist. Es sind fast 500km Piste, nicht asphaltiert und mit unzähligen Löchern, die sich oft in Matsch verwandeln. Die spitzen Steine auf dem Boden schaden unseren Reifen, so daß wir zur Vorsicht nicht mehr als 3km pro Stunde zurücklegen. Garbis Rad hat einen Defekt an der hinteren Gangschaltung und bei mir ist bei dem vorderen Korb die Aufhängung gebrochen. Außerdem leiden unsere Rücken, Gesäße, Hände und „Eingeweide“.

Foto 5: Der Korb geht kaputt gerade in einer Gegend, die bekannt ist für Überfälle und Vergewaltigungen. Aber ein Schutzengel kommt uns zur Hilfe, ein Mann, der Brot ausfährt.

Foto 6: Der Sand auf den Straßen von Honduras wird in Nicaragua zu Steinen und Matsch.

Foto 7: Ich hätte nicht gedacht, daß ich jemals den Asphalt küssen würde,

Ab Sahsa, wo wir zum ersten Mal die Mestizos treffen, werden uns neue Versionen „der selben Geschichte“ erzählt. Am 4. Tag unserer Reise durch Nicaragua treffen wir einen netten Mann, der uns Wasser und Apfelsinen anbietet. Er erzählt uns von Regionen in Nicaragua, wo eine große Trockenheit herrscht seit drei oder vier Jahren, so daß die Bewohner gezwungen sind, andere Gegenden aufzusuchen, um überleben zu können.

Foto 8: Don Juan und seine Söhne, die eine Fahrradwerkstatt betreiben. Wir unterhalten uns auch mit ihm bei einem Kaffee, wie mit vielen anderen Menschen über ihre Probleme.

Meistens schaffen wir es nicht, unsere Kleidung für den nächsten Tag trocken zu bekommen, denn nachts trocknet sie nicht wegen der Luftfeuchtigkeit. Aber wir machen weiter und nehmen einen Weg, der uns in 21 Stunden von Puerto Cabezas nach Managua führt. So nach und nach erreichen wir wieder was man im Allgemeinen „Zivilisation“ nennt: Elektrizität, fließendes Wasser, gepflasterte Straßen und Internet. Letzteres erlaubt uns, unsere Erlebnisse schildern zu können.

Foto 9: Tagesbeginn mit Nebel in Matiguas

Foto 10: La Mosquitia verlangt eine Volksabstimmung.

2 comentarios:

  1. Ya llega Costa Rica, y habeis dejado atras los lugares mas peligrosos.Suerte.Acabamos de llegar de Puntarenas Costa Rica, y nos gusto mucho.

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  2. OOOOHHHHhhhhh!!! Ayer dormimos en Puntarenas Aldo!!! Hubiera sido increíble que nos hubiéramos encontrado acá! Qué bueno que la hayan disfrutado!
    Para la siguiente coincidimos... donde sea!
    Muchos abrazos y besos!

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