miércoles, 15 de abril de 2015

La parte más dura de nuestro viaje (por ahora)

La mañana del jueves santo reiniciamos la pedalada con mucha ilusión y duda por si la rueda montada con estas manitas funcionará correctamente. Parece que decidirse a armar un aro sin haberlo hecho nunca antes ni haber recibido lecciones de cómo hacerlo, es arriesgado, pero ¿qué puede tener de difícil? Desandamos algunos kilómetros hasta Carhuaz para desde allí iniciar el cruce de la Cordillera Blanca. Lo hacemos por el precioso valle de Ultá que lleva a Punta Olímpica, el paso más alto que hemos realizado hasta la fecha: más de 4700 m.s.n.m. La subida resulta increíble: una carretera zigzagueante nos lleva hasta los tremendos glaciares, que ya avistábamos desde la ciudad de Huaraz. Rodamos junto al titánico Huascarán. Yo, a pesar del ascenso y de la altitud, me siento con muchísimas fuerzas para parar, subir a alguna roca para echar una foto, volver a arrancar, parar para echar otra… supongo que tiene que ver con lo que la emoción del momento me genera en forma de energía. Al llegar arriba tenemos que atravesar un túnel de más de 1000 metros en el mismo collado y el valle que encontramos al hacerlo es casi tan espectacular como el que traíamos en la subida. Lástima que, como de costumbre, la lluvia llegue en ese preciso momento para estropearnos las vistas, el disfrute de la velocidad y el rápido avance. Recordamos a nuestros amigos Aitor y Evelin (Cyclotherapy) cuando nos decían que no desistamos si a más de 4000 metros y nevándonos, pinchamos. Esta vez no es nieve sino lluvia helada y en lugar de un pinchazo, zapatas excesivamente gastadas.

Z Z Top!!

Garbi dejando majestuosos glaciares a la espalda!



Una de las lagunas en nuestro descenso hacia Chacas

Llegamos a Chacas, bonito pueblo que luce elegante, con finos trabajos en madera y piedra. Balcones exquisitamente tallados, bancos de piedra cuidadosamente labrada… A este pueblo llegó a instalarse en 1978 el padre Ugo, un sacerdote italiano, creador de la Organización Matto Grosso y actual obispo de Perú con 92 años. La “OMG” como le llaman aquí, generó diferentes oficios en el pueblo para el desarrollo de la comunidad. Esta organización comenzó en Matto Grosso, Brasil, pero está presente también en Bolivia, Ecuador y diferentes zonas de Perú. Nosotros llegamos el día sábado de Pascua y coincidimos con toda la comunidad voluntaria italiana en la sede de Chacas, donde van a festejar la Semana Santa. Nos hospedan, alimentan y tratan como a marqueses. Viendo que todo el mundo aporta algo, nosotros también colaboramos en la confección de unas 200 brochetas para la cena del día siguiente.

Plaza de armas de Chacas, minutos antes de la tormenta. A la derecha la parroquia, a la izquierda la municipalidad.

Allá, nos informan de que en la siguiente población comienza la trocha, el camino despavimentado, hasta Huánuco, nuestro objetivo final estos días. La información resulta a veces desinformación, porque parecemos no entendernos muy bien con los lugareños. En los próximos días, en los que nos adentraremos en zona minera y poco habitada, este hecho nos costará más de un enfado. La dureza de la trocha del primer día, hasta la laguna de Huachucocha, nos desanima muchísimo. Unos amigos que nos preceden en nuestro camino, abandonan en este punto cuando todavía lo peor está por llegar. Pensar que vamos a estar varios días avanzando en este tipo de terreno es agotador, sobretodo mental y materialmente, es decir, las bicicletas también sufren lo suyo. Esta noche descansamos en otro proyecto de la OMG, la vaquería-quesería de Huachucocha.


200 litros de leche diarios sacan en esta vaquería de altura (4250 metros)

Garbi a los fogones

Vaqueros al vicio!
Cuando ya estamos pensando en modificar nuestra ruta para evitar las futuras trochas, recibimos nuevas informaciones más esperanzadoras: al día siguiente llegaremos a pista o carretera pavimentada y ya no la dejaremos por cientos de kilómetros. Es lo que necesitamos oír, cuando casi cada dos días estamos cambiando mis zapatas de frenos por no conseguir ningunas de mejor calidad y porque los caminos enlodados ayudan en demasía al desgaste. Atravesamos la dura zona minera, tal vez, lo más complicado que hemos realizado en nuestro viaje. Terrenos por encima de los 4.000 metros, trocha, ningún poblado, casa o similar, mucho frío, y frialdad también en las únicas gentes que encontramos: los trabajadores de las diferentes minas.

Paisaje del corredor de Conchucos, a unos 4200 metros de altitud

Nos resulta vomitivo el tema minero; no sólo destroza la naturaleza sino que también se ve afectada la humanidad. En un lugar donde en más de 80 kilómetros no existe cómo abastecernos de nada (absolutamente, ni siquiera agua, ya que las minas la contaminan), las empresas mineras no colaboran con nuestra causa y nos niegan posada, alimento y hasta información. Aquí, a más de 4300 metros y con agua nieve sobre nuestros hombros, que después de 4 horas pedaleando, sin haber comido nada, te digan que en medio kilómetro hay un restaurante y éste no llegue hasta 20 kilómetros después ¡¡es para echar fuego por la boca!! Maldecimos a los diferentes trabajadores de allí, en versión guachimán (segurata), camionero, etcétera; y también maldecimos los así llamados “procedimientos de seguridad” de las grandes empresas en los que estos trabajadores se amparan para dificultarnos aún más nuestro camino. Por ejemplo: cuando le pregunto al último guachimán (viene del anglicismo: watching-man) de la mina Antamina si habría alguna manguera o similar con la que pueda quitar los bloques de barro que están adheridos a nuestros frenos y que limitan el funcionamiento de estos, me dice que el departamento de medio ambiente de la mina prohíbe limpiar autos en el estacionamiento siendo así que el barro que llevamos en nuestras ruedas es de sus caminos y que ellos son los primeros que han contaminado y destrozado el medio ambiente…

Nueva montaña, a base de desperdicios de la mina. Como escala, el camión que se ve volcando material es de los gigantes utilizados en la minería.

Pasamos una noche más sobre los 4.000, esta vez en la laguna de Carnash. Ya rodamos sobre asfalto pero seguimos llevando el frío metido hasta los huesos. Un nuevo día de síntomas de semi-congelación en manos y pies, sabañones en ambos (me acuerdo mucho con esto de mi recién fallecido aitona Antxon. Cuando jugaba a fútbol me preguntaba: “¡Joe! Y, ¿no te salen sabañones?), labios partidos por las diferencias térmicas, etc.

Laguna Carnash, 4250 metros. Otra de nuestras noches, quizá la más fría.

Además hay que añadirle a todo esto lo distantes que resultan los habitantes de estos lares. En estas zonas altas, nos hemos topado a personas, familias e incluso pueblos enteros que nos han negado la palabra. En Chavinillo, donde queríamos pasar noche, un nutrido grupo de niños me rodea cuando estoy reparando una cámara de rueda. Me miran como vacas al tren. Les saludo. Siguen mirándome sin saludarme. Les pregunto si se van a quedar ahí mirándome y ni siquiera me van a saludar. Siguen mirándome. No me saludan. Se van. Nos desplazamos unos kilómetros cuesta arriba hasta el siguiente pueblo, Pucapuca. Allá los niños aunque también son curiosos (yo, más bien los llamaría cotillas) al menos entablan conversación con nosotros y nos hacen sentir mejor. Descansamos en un proyecto gubernamental del ministerio de vivienda que ofrece posada a quien no la tiene, ¡¡exactamente nuestro caso!!

Un día antes, en La Unión, tenemos el gusto de conocer a Toño. Trabajador del Ayuntamiento local, donde en un principio íbamos a pernoctar, pero que finalmente no es posible. Él, Toño, nos ofrece su cuarto y no sólo eso, sino que nos lleva a visitar el sitio arqueológico de Huánucopampa, a relajarnos en los baños termales de Tauripampa y a su casa en nuestro paso por Huánuco dos días después. Cuando llegamos a Huánuco, conocemos a su familia (su esposa Charo y sus hijos Nicole, Aitana y Francesco), y de una nos invitan a una celebración de bodas de oro de una tía de ella. Estas son las bellezas de este viaje, en el que uno al amanecer no se puede imaginar que vaya a acabar en unas bodas de oro, bebiendo litros de cerveza, comiendo 3 platos de pachamanca (guiso de carne de cerdo con papas, yuca y camote ricamente aderezado con hierbas, que se cocina bajo tierra) y bailando salsa como un descosido.

Visita guiada en el sitio inca de Huanucopampa. Increíbles canteros los incas! 

Alimentando la llama.

Cosas del día a día en bicicleta, invitados a unas bodas de oro. Yo el único que no iba con ropa de gala, Garbi sí!! Pero por gringo pase.


Y ahora, dirección a Cerro de Pasco. Seguimos por la sierra, ¡la cabra siempre tira al monte! En este caso por la carretera Troncal 3N. Atrás dejamos los caprichosos paisajes nevados, para seguir hacia las también altas pampas del centro de Perú. La antesala al altiplano boliviano. 

ENGLISH

The hardest part of our trip so far


On Easter Thursday we are back on our bikes with lots of expectations but also with a little concern about the repair of my rear wheel. There seems to be a risk to take a repair,, which I have never made and for which there are no instructions. But, how can this be difficult?
We drive a few kilometers to Carbuaz in order to cross from there the Cordillera Blanca. We pass through the beautiful valley of Ulta, which leads to the Punta Olimpica, our highest-ever passport with 4,700m. The climb is incredible; a very winding road leads to impressive glaciers, which we have already seen at the distance from Huaraz. We pass along the titanic Huascarán. Despite the climbing and the hight I feel enough forces to stop several times, to climb on a rock and take photos. I think it is the momentaneous emotion that gives me this energy. We have arrived at the height through a tunnel of more than 1,000 m in length. The valley, which we get to is just as impressive as the previous one. It's just a shame that it starts to rain and thus the views cannot longer been enjoyed, as well as the fun of a fast descent and a quick arrival at our destination. We remember what our friends Aitor Evelin (cyclo therapy) said that we would give up at more than 4,700m altitude if we would be faced with snow and wheel puncture. We experience icy rain instead of snow and worn brake pads in place of flat tires.
Photo 1: zzzzzz to the top

Photo 2: Gabi leaves majestic glaciers behind her.

Photo 3: One of the lagoons at our departure to Chacas.

We reach Chacas, a pretty village that looks elegant with fine wood and stonework. We see impressive carved balconies and stone benches that are processed with care. In this village came in 1978, Father Ugo, an Italian a priest, who founded the organization Matto Grosso and now, 92 years old, is Bishop in Peru. The organization has various crafts introduced in the village to help the population. It began in Matto Grosso, Brazil, but it is also in Bolivia, Ecuador and in parts of Peru. We reach Chacas on Easter Saturday and meet the whole Italian community who celebrates the Easter weekend. We are offered shelter and food, and are treated like barons. Since each contributes something, from our side come 200 small skewers of different things for breakfast the next day.

Photo 4: Space weapons in Chacas, a few minutes before a thunderstorm. Law, the rectory and left the town hall.

We are told in the next village the "Trocha", the unpaved road, that leads up to Huanuco, which is our goal, would start. The information is sometimes a lack of information, because we do not always understand the locals. During the next few days we come through a little inhabited mining area, we have quite a problem with the communication. The difficult way on the first day until the Huachucocha lagoon brings our optimism to a low point. A couple of friends who had taken the same path in front of us, changed the ride at this point, while the hardest part was still to come. The idea that it will take a few days on such a bad dirt road bothers us, especially psychologically and also the bikes have a suffer. We spend the night in the project of cooperation for cattle farming and cheese production Huachucocha.

Photo 5: Cows give milk on a daily basis 200l 4.250m height.

Photo 6: Garbi at the stove.

Photo 7: cow herder with their "vice".

Before we decide to change our route to avoid the bad road, we get the confirmation of hope, to reach the next day the asphalted road, which will several 100km long. This message is necessary, because almost every other day we have to change the brake pads because of the abundant mud, stones and sand on the road. The poor quality of them has also something to do with it. We cross the field of mining, most probably our hardest route so far. We are more than 4000m high, go over mud roads, there are no villages nor individual houses and the cold is hard to bear. Like the cold attitude of the few people we meet. They are the miners of the various mines.

Photo 8: Landscape of the canyon of Conchucos to 4,200,

We are appalled by the damage that causes the mining industry. Not only nature is destroyed, but it also affects the character of the people who live and work here. In an area of 80km where there is no shop to buy food, not even water, because the streams are contaminated by mining, nobody helps us, neither with accommodation, nor food or information. Here, at 4.300m height and sleet on our backs, we are told that there would be a restaurant 500m further on. However, it is 20km away. We curse the miners, truck drivers, etc. The so-called safety of mining companies we also curse; for instance Iask the last "Guachiman" (watchman) of the Antamina Mining for the opportunity to liberate our wheels off the mud with water. He told us that the company prohibits to wash cars on their property. Yet it is precisely the trucks that cause the mud and crust on our bikes.

Photo 9: A new mountain of waste of the mining industry; the truck in the photo makes it clear how big the mountain of waste is.

We spend this night in 4000m height, this time at the lagoon Camash. Finally we arrive on the asphalt, but the cold goes to the bone. Another day with our hands and feet half frozen, we have chilblains (I remember my grandfather Antxon who asked me when I played football, whether I would not get frostbite in the cold), and split lips because of the differences in climate etc.

Photo 10: Lagoon Camash, 4.250m, perhaps one of our coldest nights.

Added to this the locals are very cautious here. We have people, families and even entire villages met who do not respond to our greetings and questions. In Chavinillo where we want to stay, I'm surrounded by a large group of kids while I fix my bike. They look at me like cows a train. I salute them. They look at me without greeting. I ask them if they want to look at me, but not greet me. They continue looking at me. They go. We drive on up to the next village, Pucapuca. There, too, the children are curious, but they talk with us and we feel better. We stay in a project of the housing ministry, which offers every guest who needs it accomodation. Just like us!
The day before, in La Union, we get to know Toño. He works at the town hall, the place where we want to sleep, but it is not possible. Toño offers us his room and then he even brings us to the excavation of Huánucopampa where we can relax in the thermal baths of Tauripampa. Finally, he invites us to his home in Huánuco, where we will be two days later. There we get to know the whole family (his wife Charo, his children Nicole, Aitana and Francesco). They invite us to a party on the occasion of a golden wedding. These are the pleasant things of the trip. In the morning you cannot imagine that later later in the day you might be invited to a celebration of the golden wedding, to drink beer, eat three plates of Pachmaca (pork with potatoes, yucca and sweet potatoes, seasoned with spices and cooked underground) and to dance salsa until the morning like a madman.

Photo 11: Visiting Huanucopampa, City of the Incas, who were incredible stonemasons.

Photo 12: feeding a llama.

Photo 13: Things of everyday cycling: we end up on a golden wedding. I am the only one without a formal dress, but as Gringo there is no problem. Garbi has appropriate clothing.

And now it goes towards Cerro de Pasco, always in the mountains (the goats drives it to the mountain). We take the 3N, an important road in Peru. Behind us the snow-covered landscape in front of us the high pampas of Peru which means, the beginning of the Altiplano of Bolivia.

DEUTSCH

Der bisher schwerste Teil unserer Reise
Am Osterdonnerstag sind wir wieder auf unseren Fahrrädern, mit vielen Erwartungen aber auch mit ein bißchen Besorgnis in Bezug auf die Reparatur meines Hinterrades. Es scheint ein Risiko zu sein, eine Reparatur in Angriff zu nehmen, die man nie gemacht hat und für die man keine Anleitung hat. Aber, was kann daran schon schwierig sein?
Wir fahren einige Kilometer zurück bis Carbuaz, um von dort die Cordillera Blanca zu überqueren. Wir kommen durch das wunderschöne Tal von Ultá, das zum Punta Olimpica führt, unserem bisher höchsten Paß mit 4.700m. Der Aufstieg ist unglaublich; eine sehr kurvige Straße führt uns zu beeindruckenden Gletschern, die wir schon aus der Ferne von Huaraz her gesehen haben. Wir fahren am titanischen Huascarán vorbei. Trotz des Anstiegs und der Höhe fühle ich kräftig genug, mehrere Male anzuhalten, auf einen Felsen zu steigen und Fotos zu machen. Ich glaube, es ist die momentane Emotion, die mir diese Energie gibt. Auf der Höhe angekommen, müssen wir durch einen Tunnel von mehr als 1.000m Länge. Das Tal, das wir erreichen, ist ebenso beeindruckend wie das vorhergehende. Es ist nur Schade, daß es zu regnen beginnt und uns somit die Aussicht verhindert wird, ebenso wie der Spaß einer schnellen Abfahrt und eines schnellen Vorankommens. Wir erinnern uns, was unsere Freunde Aitor und Evelin (cyclotherapy) sagten, daß wir bei mehr als 4.700m Höhe aufgeben würden, wenn wir mit Schnee und Pannen konfrontiert werden würden. Bei uns ist es eisiger Regen an Stelle von Schnee und abgenutzte Bremsbelege an Stelle von Reifenpannen.
Foto 1: zzzzzzz zur Spitze
Foto 2: Garbi hat majestätische Gletscher hinter sich.
Foto 3: Eine der Lagunen bei unserer Abfahrt nach Chacas.
Wir erreichen Chacas, ein hübsches Dorf, das elegant wirkt durch feine Holz- und Steinarbeiten. Wir sehen beeindruckend geschnitzte Balkons und Steinbänke, die mit viel Sorgfalt bearbeitet sind. In dieses Dorf kam 1978 Pater Ugo, ein intalienischer Priester, der die Organisation Matto Grosso gründete und jetzt, 92 Jahre alt, Bischof in Peru ist. Die Organisation hat verschiedene Handwerke im Dorf eingeführt zur Hilfe der Bevölkerung. Sie begann im Matto Grosso, Brasilien, besteht jedoch auch in Bolivien, Ecuador und in Teilen Perus. Wir erreichen Chacas am Ostersonnabend und treffen auf die ganze italienische Gemeinde, die die Osterwoche begehen. Man bietet uns Unterkunft und Essen an, wir werden wie Barone behandelt. Da jeder etwas beisteuert, kommen von unserer Seite 200 kleine Spieße mit Fleisch und Gemüse für das Abendbrot am nächsten Tag.
Foto 4: Platz der Waffen in Chacas, wenige Minuten vor einem Gewitter. Rechts das Pfarrhaus und links das Rathaus.
Man sagt uns, im nächsten Dorf würde die „Trocha“, die ungepflasterte Straße, beginnen, die bis nach Huánuco führt, was unser Ziel ist. Die Information ist manchmal irreführend, denn wir verstehen die Einheimischen nicht immer. Während der nächsten Tage, die wir durch ein wenig bewohntes Bergbaugebiet kommen, haben wir ziemliche Problem mit der Verständigung. Der schwere Weg am ersten Tag bis zur Lagune Huachucocha bringt unseren Optimismus auf einen Tiefpunkt. Ein paar Freunde, die den selben Weg vor uns genommen hatten, änderten an diesem Punkt die Fahrt, dabei lag der schwierigste Teil noch vor uns. Der Gedanke, daß wir noch einige Tage auf derartig schlechter Schotterstraße fahren müssen, macht uns zu schaffen, vor allen Dingen psychologisch und auch die Fahrräder haben einen großen Verschleiß. Die Nacht verbringen wir in einem Hilfsprojekt der Rinderhaltung und Käseproduktion von Huachucocha.
Foto 5: Die Kühe geben täglich 200l Milch auf 4.250m Höhe.
Foto 6: Garbi am Herd.
Foto 7: Kuhhüter mit ihrem „Laster“.
Ehe wir uns für eine Änderung unserer Route entscheiden, um die schlechte Straße zu vermeiden, erhalten wir die hoffnungsvolle Bestätigung, am kommenden Tag die asphaltierte, Straße zu erreichen, die mehrere 100km lang sein wird. Diese Nachricht ist nötig, denn fast jeden zweiten Tag müssen wir durch den reichlichen Schlamm, die Steine und den Sand die Bremsbelege wechseln. Die schlechte Qualität hat jedoch auch etwas damit zu tun. Wir durchqueren das Gebiet des Bergbaus, sicher unsere bisher schwerste Strecke. Wir sind auf über 4.000m Höhe, fahren über Schlammstraßen, es gibtweder Dörfer noch einzelne Häuser und die Kälte ist schwer zu ertragen. Ebenso wie die Kälte der wenigen Menschen, die wir treffen. Es sind die Bergarbeiter der verschiedenen Gruben.
Foto 8: Landschaft der Schlucht von Conchucos auf 4.200,
Wir sind entsetzt über die Schäden, die der Bergbau hervorruft. Nicht nur die Natur wird zerstört, sondern es beeinträchtigt auch den Charakter der Menschen, die hier wohnen und arbeiten. In einer Gegend, in der es 80km weit keinen Laden gibt, um Lebensmittel zu kaufen, nicht einmal Wasser, denn das der Bäche ist verseucht durch den Bergbau, hilft uns niemand, weder mit Unterkunft, Lebensmittel noch Information. Hier, auf 4.300m Höhe und mit Schneeregen auf unseren Rücken, sagt man uns, daß es 500m weiter ein Restaurant gäbe. Es ist jedoch 20km entfernt. Wir verfluchen die Bergarbeiter, die Lastwagenfahrer usw. Auch die sogenannten Sicherheitsvorschriften der Bergbaufirmen verfluchen wir; z. B. als ich im Bergbau Antamina den letzten „Guachiman“ (watchman) nach der Möglichkeit frage, unsere Räder vom Schlamm befreien zu können mit Wasser, erklärt er uns, daß die Firma verbietet, auf ihrem Grund und Boden, Autos zu waschen. Dabei sind es gerade die Lastwagen der Firma, die den Schlamm hervorrufen und unsere Räder verkrusten.
Foto 9: Ein neuer Berg von Abfällen des Bergbaus; der Lastwagen auf dem Foto macht klar wie riesig der Abfallberg ist.
Auch diese Nacht verbringen wir in 4.000, Höhe, diesmal bei der Lagune Camash. Endlich sind wir auf dem Asphalt angekommen, aber die Kälte geht bis in die Knochen. Wieder ein Tag, an dem Hände und Füße halbgefroren sind, wir haben Frostbeulen (ich erinnere mich an meinen Großvater Antxon, der mich fragte, wenn ich Fußball spielte, ob ich denn keine Frostbeulen bei der Kälte bekäme), sowie gespaltene Lippen wegen der Klimaunterschiede usw.
Foto 10: Lagune Camash, 4.250m, eine unserer vielleicht kältesten Nächte.
Dazu kommt, daß die Einheimischen hier sehr zurückhaltend sind. Wir haben Personen, Familien und sogar ganze Dörfer getroffen, die uns nicht auf unsere Grüße und Fragen antworteten. In Chavinillo, wo wir übernachten wollten, werde ich von einer großen Gruppe Kinder umgeben, während ich mein Fahrrad repariere. Sie sehen mich an wie Kühe die Bahn. Ich grüße sie. Sie sehen mich weiterhin an, ohne zu grüßen. Ich frage sie, ob sie mir zusehen mich jedoch nicht grüßen wollen. Sie sehen mir auch dann noch zu ohne zu grüßen. Sie gehen. Wir fahren weiter, hoch ins nächste Dorf, Pucapuca. Auch dort sind die Kinder neugierig, aber sie unterhalten sich mit uns und wir fühlen uns wohler. Wir übernachten in einem Projekt des Wohnungsministeriums, das jedem Unterkunft bietet, der sie braucht. So wie wir!
Am Tag zuvor, in La Union, lernen wir Toño kennen. Er arbeitet im Rathaus des Ortes, wo wir schlafen wollen, aber es ist nicht möglich. Toño bietet uns sein Zimmer an und dann bringt er uns auch noch zur Ausgrabung von Huánucopampa, wo wir uns entspannen können in den Thermalbädern von Tauripampa. Zum Schluß lädt er uns zu sich nach Hause in Huánuco ein, wo wir zwei Tage später sein werden. Dort lernen wir die ganze Familie kennen (seine Frau Charo, seine Kinder Nicole, Aitana und Francesco). Man lädt uns zu einem Fest aus Anlaß einer goldenen Hochzeit ein. Dies sind die erbaulichen Dinge der Reise. Man kann sich am Morgen nicht vorstellen, später am Tage einer Feier der goldenen Hochzeit beizuwohnen, Bier zu trinken, drei Teller Pachmaca zu essen (Schweinefleisch mit Kartoffeln, Yucca und Süßkartoffeln, abgeschmeckt mit Gewürzen und unter der Erde gegart) und Salsa zu tanzen wie ein Verrückter.
Foto 11: Besuch in Huanucopampa, Ort der Inka, die unglaubliche Steinmetze waren.
Foto 12: Fütterung eines Lamas.
Foto 13: Dinge des täglichen Radfahrens: wir sind auf einer goldenen Hochzeit gelandet. Ich bin der einzige ohne festliche Kleidung, aber als Gringo ist das in Ordnung. Garbi hat entsprechende Kleidung.
Und nun geht es in Richtung Cerro de Pasco, immer durch die Berge (die Ziegen treibt es zum Berg). Wir fahren auf der 3N, einer wichtigen Straße in Peru. Hinter uns bleibt die schneebedeckte Landschaft und vor uns liegen die auch hohen Pampas von Mittelperu, der Anfang des Altiplanos von Bolivien.

5 comentarios:

  1. Que gusto saber que están bien, que hermosas fotos y que descripción de los lugareños mil disculpas por los malos momentos y lo de las minas una desgracia no solo contaminan el medio ambiente sino el alma de las personas pero que gusto que encontraron a Toño, gracias para el, cierro los ojos y estoy con ustedes una alegría inmensa es lo que siento Gracias amigos y sepan que si necesitan algo cuentan con nosotros saludos Betto y Mary, cuidense.

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    1. Gracias a los dos, es toda una alegría encontrar a gente como ustedes en este camino, en esta vida. Muchos abrazos y si este domingo se quieren aventurar dirección Huancayo, por allá nos vemos ;-)

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  2. ¡Qué maravilla de fotos! Como siempre. ¡Qué contraste la de la zona minera con respecto a las otras! ¡Qué pena destrozar así el medio ambiente! Pero bueno, así apreciáis más lo bonito que os encontráis en el camino, como ese bucólico paisaje de Garbi con la llama. Y ¿Qué me dices de las bodas de oro? Si no lo veo, no lo creo Erik ¡¡¡Y tú con esos pelos!!! Jajaja. En fin: Las maravillas de viajar en la forma en que vosotros lo hacéis. Besazos.
    Amatxu.

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  3. Yo quiero una foto de la Garbi de gala!!!

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    1. Pues que pena Mónica, porque no tenemos. Creo que la familia de Toño, con la que estuvimos si debe tener alguna, trataremos de conseguir pero mientras tanto, te la describo como mejor pueda:
      Ok, te tienes que imaginar que Garbi está bien asoleadita de todas las horas que pasamos sobre nuestras monturas, pero de estos morenos de "ciclistas" es decir, una cara recontrasoleada, con ciertas partes blancas por la sombra que le produce el casco. De igual manera, brazos morenotes pero con una tremenda raya por debajo del hombro, y el cuello como el de un agricultor.
      Pues el vestido era rojo, de finos tirantes, por encima de la rodilla y escote combinado con unas sandalias con algo de plataforma.
      El aspecto era de un bellezón, pero, con escote blanco como la nieve de la cordillera y unos brazos negros como los de un camionero. PRECIOSA!!

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